28 jun 2011

architecture and hygiene.cap 3: eco orphanage, soweto, south africa

eco orphanage, soweto, south africa

Económica, flexible, sostenible, adaptada a las necesidades climáticas y original propuesta.

architecture and hygiene.cap 2: 12 container house & push button house



12 container house




push button house:

architecture and hygiene.cap 1: quick house

quick house:



The Quik House is a prefabricated kit house designed by Adam Kalkin from recycled shipping containers. It has three bedrooms and two and one-half baths in its 2,000 square foot plan. The shell assembles within one day at your site, you will have a fully enclosed building. From start to finish, it should take no longer than three months to complete your house.
The Quik House is 75% recycled materials by weight. Further green options include solar and wind energy sourcing, a green roof system and a super-insulating R-50 system.

24 jun 2011

ciclo de vida ,1

Análisis ambiental

El Medio Ambiente tiene que tomarse en cuenta como un factor más en el desarrollo de un proyecto. En el caso de diseño de productos, un producto que no considere el factor medioambiental no se puede considerar un producto de calidad.
El análisis ambiental ayuda a conocer las consecuencias ambientales del proyecto en sus primeras etapas, para así poder tomar medidas que eliminen, minimicen o compensen los impactos adversos.

Herramientas de análisis ambiental

Existen varias herramientas que se pueden utilizar para la realización de un análisis ambiental. El uso de una u otra herramienta depende de la tipología del proyecto y de hasta donde se quiere profundizar.

MIPS: Material Input per Service Unit

Cuantifica el consumo de materiales y energía para la obtención de un bien (por ejemplo un producto) dividido por la unidad de servicio prestado. Se expresa en kg/kg o t/t.
Las entradas (input) de material y energía están agrupadas en cinco categorías:
  1. Materiales abióticos
  2. Materiales bióticos
  3. Alteración del suelo
  4. Agua
  5. Aire
A su vez, a cada entrada se le aplica un factor de conversión por categoría para convertirlo a tonelada o kg.
Herramienta Ambiental MIPS Más información en MIPS.

Demanda Acumulada de Energía (DAE) / Cumulative Energy demand (CED)

Similar al MIPS, cuantifica solo el consumo energía para la obtención de un bien (por ejemplo un producto) referida a una unidad de servicio prestado Cuantifica solo el consumo de energía dividido por la unidad de servicio. Se expresa en MJ/kg.

Huella Ecológica / Ecological footprints

Representa la cantidad de territorio necesario para proporcionar los recursos consumidos (directa o indirectamente) por una persona, grupo, producto o actividad.
Es una herramienta que analiza sobre todo el modo de vida, aunque se puede aplicar a los productos.
Existen varias calculadoras de ‘Huella Ecológica’ que muestra cuantas hectáreas se necesitan para mantener el ritmo de vida de una persona y cuantos planetas se necesitarían si todos los habitantes de la tierra vivieran al mismo ritmo.

Evaluación de cambio de diseño (ECD)

Analiza de forma prioritaria la generación de residuos asociados a las distintas etapas del ciclo de vida de un producto.
Su objetivo general es mejorar los productos con el objetivo de reducir la cantidad de residuos y su toxicidad.

Valoración de la estrategia ambiental (VAE) – Rueda de LiDS

Sitúa en un diagrama de tipo ‘Tela de Araña’ las estrategias de mejora ambiental. De manera proporcional, se evalúa el grado de mejora ambiental de cada estrategia, comparando dos productos, en general un producto actual contra un nuevo producto.

Listas de comprobación (LC) / Ecodesign Checklist

Se basa en cuestionar el producto desde la perspectiva ambiental para destapar debilidades. Se trata de una herramienta cualitativa.

Matrices de análisis MET

Muestra en forma de matriz los impactos ambientales (Consumo de materiales, consumo de energía y emisiones tóxicas.) asociados a cada una de las fases del ciclo de vida del producto.
Una matriz MET básica tiene el siguiente aspecto:

Uso materiales Uso Energía Emisiones tóxicas
Tabla 1: Ejemplo de una matriz MET.
Obtención materiales y componentes      
Producción      
Distribución      
Uso      
Gestión fin de vida      
Para más información sobre el modo de rellenar estas tablas, se puede consultar el Manual de Ecodiseño de Ihobe, 2000.

Análisis de ciclo de vida (ACV)

Ver información sobre el "Análisis del ciclo de vida".

Análisis de ciclo de vida simplificado (ACVS)

Ver información sobre el "Análisis del ciclo de vida".

Concepto de ciclo de vida

Un ciclo de vida del producto puede empezar con la extracción de materias primas y la generación de energía. Los materiales y la energía se transforman a su paso por los procesos productivos, convirtiéndose en un producto final que se transporta y se usa, terminando en un escenario de fin de vida, que puede ser de reciclaje, reutilización o desecho.
El ciclo de vida del producto nos permite analizar el rendimiento ambiental del mismo en todas sus etapas, identificando las fases de impacto intensivo y ayudando así a la obtención de un consumo y producción más sostenible.
Ejemplo ciclo de vida de una camiseta.
Ciclo de vida de una camiseta, Purchasing power: Harnessing Institutional Procurement for people and the planet, Julio 2003, Worldwatch Institute.

Análisis de ciclo de vida (ACV)

Ciclo de vida es un término creado por los evaluadores ambientales para cuantificar el impacto ambiental de un material o producto desde que se le extrae de la naturaleza hasta que regresa al ambiente como desecho. En este proceso sistémico se consumen recursos naturales y se emiten desechos.
El ACV es una técnica para determinar los aspectos ambientales e impactos potenciales asociados a un producto: compilando un inventario de las entradas y salidas relevantes del sistema; evaluando los impactos ambientales potenciales asociados a esas entradas y salidas, e interpretando los resultados de las fases de inventario e impacto en relación con los objetivos del estudio (Según Norma ISO 14040:1997)
El objetivo final del ACV es conseguir una reducción de los consumos de material, energía y las emisiones al medioambiente, aplicando las ideas de mejora que surgen en la evaluación e interpretación del análisis.
El análisis se divide en cuatro etapas principales:
Etapas del análisis del ciclo de vida (ACV) También existe el Análisis de ciclo de vida simplificado (ACVS), aplicación de la metodología de ACV para llegar a una evaluación aproximada, donde se conocen de antemano los aspectos prioritarios, que cubra todo el Ciclo de vida pero de forma superficial seguida por una evaluación de impactos simplificada y fiabilidad de los resultados.”

Herramientas para el análisis del ciclo de vida

En el mercado se pueden encontrar varios software para el análisis del ciclo de vida. Estos son algunos ejemplos:

23 jun 2011

seed pantry

Fruit & veg growing in urban spaces

 

At Seed Pantry we provide urban food growers with everything needed to get started even where little or no garden space is available.
Below are a few pointers to get you started on your food growing adventures with downloads and videos clips being available here soon!
why grow your own food?
five good reasons to get growing..



1.Fresher tastier food- the fresh delicious flavours of own grown veg beat supermarkets hands down
2.Environment friendly- vastly reduced food miles and better use of land
3.Saves money- it’s costs less to grow your own food than buying it at the shops
4.Rewarding & healthy- a great sense of achievement with health benefits for you, colleagues, friends and family
5.It’s good fun- once you see that first seedling you’re hooked for life!



you can grow food in any spare space..
The traditional way of growing food in long rows on the allotment is not the only method for producing your own crops. Food can be grown in any space that is available and in pretty much any kind of container.
If you don’t have space to grow your own fruit and veg in a garden or allotment, growing in containers on a roof terrace, courtyard, balcony, or window sill has advantages over traditional methods.
why it is an advantage to grow crops in containers:
You don't need a garden to grow food
Fruit & veg are grown easliy in pots/containers with less maintenance
You can recycle & improvise with containers that are bought, salvaged or made
Containers can be placed within arms reach, so people with mobility problems can enjoy food growing also
It is easier to control soil texture, nutrients & pest damage to plants in containers
Food can be grown all year round indoors or outdoors, e.g. salad crops
how do I get started?
Growing food provides a great sense of achievement and brings people together in a fun and educational way. There are a couple of steps to consider when growing your own food but nothing too complicated, the main thing is to have a go and learn from any mistakes....once you’ve produced a little of your own food you’ll be hooked for life!
five easy steps to growing your own food..



1.Plan the plot- consider the space available, a roof terrace, back garden, courtyard or an office windowsill?
2.Decide what to eat- decide what you would like to grow to eat, pick your favourite veggies
3.Buy seeds & equipment- visit Seed Pantry for your seed kits, containers & compost
4.Get sowing & growing- follow the instruction provided with your seeds & keep them watered!
5.Harvesting & eating!- early results from salads are great & get eating the delicious food you have grown

changing habbits

MARIANO BUENO: presentación

Mariano Bueno


Experto, pionero y gran divulgador de la Agricultura Ecológica, la Geobiología, la Bioconstrucción y las alternativas de vida mas saludables en nuestro país y en Latinoamérica. Su trayectoria personal y profesional le ha permitido abarcar áreas tan multidisciplinares como la Agricultura, la Ecología, la Biología, la Física, la Arquitectura, la Psicología, la Alimentación Sana o la Salud Natural.
Mariano Bueno, nació en Benicarló en 1958 y a temprana edad decidió dedicarse vocacionalmente a la agricultura, aunque pronto comprendió que la agricultura convencional envenenaba la tierra y a los consumidores de los productos cultivados con agroquímicos.
Se decanto a los 18 años por una alimentación vegetariana y buscando alternativas de cultivo más sanas y ecológicas, a principios de los 80 realizó estudios de Agricultura Biológica y Geobiología en Francia y Suiza.
En 1982 volvió a España y puso en marcha en Benicarló la finca de “La Senyeta”, con el claro propósito de demostrar la viabilidad de la Agricultura Ecológica, las Energias Renovables y las opciones de vida más saludables y respetuosas con el entorno. En esa época formó parte activa de la “CAE”, primera Coordinadora de Agricultura Ecológica a nivel estatal, y del “MAR”, Movimiento Alternativo Rural, que promovía la vuelta al campo y la recuperación de las raíces con la tierra.       
En 1986 creó el “Centro Mediterráneo de Investigación Geobiológica” y, en 1991 de su mano nacería (a partir de unos cursos de formación Geobiológica que impartió en Benicarló) la Asociación de Estudios Geobiológicos GEA, de la que ha sido gran dinamizador y presidente en varias etapas.
Su nombre se dio a conocer al gran público a través de sus populares libros “Vivir en Casa Sana” y “El gran libro de la casa sana” publicados por primera vez en 1988 y 1992, obras ya clasicas que con más de 10 ediciones y siguen siendo los libros de referencia de la Geobiología en nuestro país. A partir de “Vivir en casa sana” le seguirían una docena más de libros, entre los que destaca la publicacion en 1999 vio la luz, su obra más extensa y popular: “El Huerto Familiar Ecológico”, con más de 50.000 ejemplares vendidos, es el libro de cabecera de quienes se animan a practicar la agricultura ecológica y a cultivar alimentos saludables con sus propias manos.
En 2003 público “¿Que son los alimentos ecológicos?” y “Como hacer un buen compost”, en 2004 “la vida sana contaba con sencillez”; en 2005 le seguiría “El libro práctico de la casa sana”;  en 2009 de nuevo apoyando la agricultura ecológica con los libros “Manual práctico del huerto ecológico” y “Tu huerto ecológico en casa” y promoviendo hábitos de vida más saludables con el libro “Casa Saludable” escrito conjuntamente con Elisabet Silvestre; y finalmente sus obras más recientes, publicadas en este año 2010: “Huerto-Jardín Ecológico”, coescrito con su amigo jardinero Jesús Arnau y “Del huerto a la despensa”, en donde nos enseña a conservar los excedentes del huerto.
Su intensa labor investigadora, divulgadora y docente es muy activa. Además de los múltiples cursos teórico-prácticos que imparte por todo el territorio español y en varios países de Latinoamérica, realiza prospecciones geobiológicas de viviendas, asesora a arquitectos y particulares en temas de ecobioconstrucción y colabora habitualmente con revistas de salud natural o agricultura ecológica, siendo también frecuentes sus intervenciones en programas de radio o televisión y su participación como ponente en seminarios o congresos.
En sus aportaciones televisivas, ha colaborado con el programa Saber Vivir (de la 1); colaboro con Xelo Miralles en el inicio del programa Mediambient en .2, en un microespacio titulado “La Casa Sana”; y presenta, junto a Maribel Casany, el espacio televisivo “Remeis al Rebost” en .2

MARIANO BUENO: ¿vives en una casa sana?

¿VIVES EN UNA CASA SANA?

Analiza los posibles factores de riesgo para la salud presentes en el hogar y descubre las soluciones que aporta la Geobiología.
Resulta frecuente echar la culpa de nuestras dolencias al estrés, al tabaco, a los cambios climáticos, a la deficiente alimentación o a las condiciones de vida que nos toca soportar. Pero, ¿nos hemos planteado hasta qué punto la casa donde vivimos -y especialmente el lugar donde descansamos- es la causa directa -o indirecta- de los más variados trastornos, desde simples dolores de cabeza o cansancio exagerado hasta enfermedades degenerativas de difícil diagnóstico y más difícil curación?
Un rápido repaso a los posibles factores de riesgo en el hogar esbozados en estas páginas pueden darnos pistas para reconocer los peligros escondidos entre las paredes de nuestro hogar y, en caso de posibles incidencias, motivarnos a buscar las soluciones que ofrecen las investigaciones geobiológicas y las técnicas de bioconstrucción. 
Correcta ubicación: la presencia de radiaciones terrestres intensas, alteraciones telúricas o vetas de agua subterránea en el subsuelo de la vivienda así como las zonas ruidosas o con elevada contaminación ambiental crean condiciones desfavorables para la vida y pueden resultar causa de serios trastornos de salud. Podemos evitarlo eligiendo correctamente la ubicación adecuada para las zonas de descanso y de mayor permanencia. 
Plantas en el hogar: las plantas, aparte de liberar oxígeno durante el día, alegran la vista y dan vida al hogar. Además, se ha comprobado su enorme poder limpiador de sustancias tóxicas como el formaldehido, el benceno y muchas otras que suelen estar presentes procedentes de los plásticos, las pinturas y los productos químicos de limpieza, desinfección e insecticidas. 
Electrodomésticos: la mayoría de los electrodomésticos generan campos electromagnéticos más o menos intensos mientras están funcionando -sobre todo el microondas-, por lo que conviene guardar una distancia prudencial de ellos. En las viviendas sin toma de tierra eléctrica los electrodomésticos generan una intensa contaminación eléctrica por el mero hecho de esta enchufados. Desenchufe, pues, los que no utilices. 
Limpieza: la adecuada limpieza del hogar es imprescindible si queremos evitar problemas infecciosos o alérgicos pero el abuso de productos químicos tóxicos puede conllevar a largo plazo trastornos de salud graves. Así que elijamos limpiadores y detergentes naturales y ecológicos. 
Luz natural: Como reza el dicho popular, "Donde entra el sol no entra el médico". La radiación solar y la luz natural, aparte de dar vida y color a las casas, tienen efectos bactericidas con gran poder desinfectante. Orientemos pues bien las casas y abrámoslas a la luz. 
Decoración: para los acabados de paredes y mobiliario elijamos pinturas, lascas y barnices naturales y ecológicos a fin de evitar contaminantes químicos tóxicos o inductores de alergias. Asimismo, para las alfombras, tapicerías, cortinajes, etc., escojamos fibras naturales sin tratamiento químico. 
Fibras naturales: tanto las sábanas y almohadas como las prendas de vestir que mantengan un contacto directo con la piel -camisetas, pijamas, camisones...- deberían ser lo más naturales posibles, preferentemente de algodón, ya que con ello evitaremos la indeseable electricidad estática. 
Ventilación: las casas son organismos vivos que respiran por todos sus poros -y no sólo por puertas y ventanas- por lo que procuraremos evitar los aislamientos de poro cerrado -como la espuma de poliuretano y otros- así como las pinturas plásticas que no permiten una correcta transpiración. Ventilemos lo más a menudo que nos sea posible. 
Contaminación eléctrica: las lámparas y radiodespertadores conectados a la red al igual que el resto de aparatos eléctricos cercanos a la cabecera de la cama son una constante fuente de campos eléctricos que alteran la actividad neuronal y generan tensión muscular. Hay que desenchufarlos al acostarse o desconectar la instalación general. 
Campos electromagnéticos: la proximidad a la vivienda de líneas de alta tensión o transformadores de gran potencia crea una contaminación electromagnética que procuraremos evitar, al igual que lo que sucede con el televisor, el ordenador o la mayoría de aparatos eléctricos. Mantenga una distancia prudente y desenchúfelos cuando no los use. 
Orientación magnética: una vez ubicadas las camas en las zonas neutras (sin alteraciones telúricas) conseguiremos un descanso más relajado si las orientamos hacia el Norte magnético (con la ayuda de una brújula). Pro si no le es posible, sepa que orientar la cabecera hacia el Este es revitalizante y si lo hace al Sur le creará algo de tensión. La peor orientación es al Oeste por ser desvitalizante e inducir estados depresivos. 
Materiales de construcción: algunos materiales de construcción emiten partículas tóxicas, son radiactivos o no permiten la correcta respiración del edificio, creando  molestas e insalubres condensaciones. Así, pues elijamos los más sanos y naturales -arcilla, madera, etc.- y procuraremos evitar el exceso de hierro que altera el magnetismo terrestre. 
El diseño: tanto la correcta distribución interior de los habitáculos como la orientación solar de la vivienda son importantes a fin de que regulen correctamente los cambios de temperatura manteniendo un perfecto confort térmico y ambiental sin gastos energéticos adicionales. Es además fundamental para permitir mantener una correcta renovación del aire. 
Ahorro energético: de electricidad, gas, agua, etc. Son premisas indispensables para una casa sana tanto para sus moradores como para el entorno. El medio ambiente merece un serio y responsable respeto en el que todos debemos colaborar con los granitos de arena que suponen nuestras acciones personales. Se trata de nuestra salud y de la del planeta que es, en definitiva, la casa común. 
¿QUÉ ES LA GEOBIOLOGÍA? 
La Geobiología es una ciencia relativamente nueva que, recogiendo los conocimientos profundos de la sabiduría tradicional y uniéndolos a las más recientes investigaciones científicas, centra sus intereses en el estudio de las relaciones de los seres vivos -especialmente el ser humano- y las energías que emanan de la tierra, las provenientes de las radiaciones cósmicas y las generadas por la propia actividad humana.
Todos los seres vivos estamos inmersos en un mar de radiaciones que nos baña constantemente y de cuyo equilibrio energético resultante depende nuestro propio equilibrio personal así como la salud, tanto física como mental. La Geobiología estudia las interacciones y relación -directa o indirecta- entre las radiaciones terrestres, los campos magnéticos, la radiactividad y la contaminación eléctrica con las enfermedades padecidas por personas, plantas y animales. Analizando en detalle los múltiples factores de riesgo para la salud presentes en el hogar y en los lugares de trabajo, procura aportar soluciones satisfactorias a cada problema detectado.
La investigación geobiológica se viene realizando en Europa desde la primera mitad de este siglo. En países como Francia, Suiza y Alemania los resultados de estas investigaciones son complementarios al estudio del terreno siendo incorporados los conceptos de Geobiología y Bioedificación al diseño y construcción de las viviendas. 
¿QUÉ ES LA BIOCONSTRUCCIÓN? 
La Bioconstrucción aborda amplios aspectos del hábitat que abarcan desde el exhaustivo examen del terreno a edificar hasta la correcta elección de los materiales, pinturas, etc., evitando todos aquellos que presenten toxicidad, sean radiactivos o revistan cierta peligrosidad para los moradores de las viviendas en un intento de añadir a los aspectos técnicos y de calidad el de un confort biológico y salubridad.

MARIANO BUENO: purificar el aire con plantas

  PURIFIQUE EL AIRE DE SU CASA U OFICINA CON PLANTAS

Algo tan cotidiano como el aire que respiramos habitualmente contiene y transporta ciertos niveles de sustancias químicas extrañas y, demasiado a menudo, poco recomendables para nuestra salud. El problema es que somos poco conscientes de hasta qué punto está afectando a la salud global de la población actual la calidad del aire que respiramos.
Por nuestros pulmones pasa una media de entre 10 y 20.000 litros de aire al día, lo que nos da una idea de la importancia que reviste la composición del mismo y, sobre todo, su calidad. Y es que además de los compuestos propios -como el oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno o el carbono-, el aire puede contener infinidad de partículas en suspensión, muchas de las cuales están catalogadas como sustancias tóxicas y/o perjudiciales a partir de ciertas concentraciones.
A las conocidas fuentes de contaminación atmosférica ambiental -como las emisiones de gases de combustión del tráfico rodado, las nubes de humo de las refinerías, centrales térmicas e industrias diversas, e incluso la quema de basuras- se une una contaminación interior poco conocida y cada vez más preocupante debida a la presencia en el hogar de gran cantidad de productos químico-sintéticos como plásticos, fibras sintéticas, disolventes, productos de limpieza, ambientadores y aditivos químicos añadidos a los materiales de construcción (PVC), a los muebles de maderas aglomeradas, a las pinturas, barnices, lacas, etc.
La presencia en el interior de la vivienda de una o varias sustancias químicas como el benceno, el formaldehído, el tricloroetileno o el xileno pueden resultar altamente perjudiciales y suelen verse incrementadas sus concentraciones en los edificios poco o mal ventilados y en los que se climatizan con aire acondicionado.
El tricloroetileno es considerado como un cancerígeno hepático y aunque se emplea en más del 90% en las tintorerías y empresas de limpieza en seco o en el desengrasado de metales a la casa nos llega a través de tintes, lacas, barnices, pegamentos...
El benceno es un irritante de la piel y los ojos pero con exposiciones prolongadas, además de dolores de cabeza y pérdida de apetito, incrementa las probabilidades de padecer leucemia.
El formaldehído podemos hallarlo tanto en cosméticos -como conservante de gel de baño y champú- como en pinturas o fibras sintéticas y, sobre todo, en las maderas aglomeradas de los muebles actuales. Sus concentraciones se elevan con la presencia del humo del tabaco y suele irritar los ojos, la nariz y la garganta.
En Inglaterra, el doctor Piking del Hospital de Withensawe (cerca de Manchester) estudió a gran escala los problemas respiratorios, dolores de cabeza y algunos tipos de alergias comprobando que en las habitaciones que se ventilaban manualmente (abriendo las ventanas) el aire contenía mayores concentraciones de polvo, microbios y pólenes pero las personas que ocupaban tales habitaciones se encontraban mejor y tenían menos problemas que las que permanecían en habitaciones ventiladas artificialmente ya que, paradójicamente, aunque contenían menos microorganismos producían más trastornos respiratorios y alergias. Este tipo de situaciones entran en lo que habitualmente se ha dado en llamar el “síndrome del edificio enfermo” que afecta a las viviendas más modernas y especialmente a las oficinas y locales climatizados con aire acondicionado. De hecho, debería llamarse “síndrome de los edificios que enferman a sus moradores” ya que no es el edificio quien está enfermo sino sus ocupantes.
Ante esta problemática casi inevitable en las viviendas actuales se plantea la necesidad de purificar el aire interior y para ello existen en el mercado sistemas de filtrado mecánico aunque en la practica se ha demostrado que es muy útil el uso de las plantas de interior como purificadoras del aire.
En ese sentido, las plantas en el hogar pueden cumplir una función tan loable o más que la puramente estética y decorativa. Bill C. Wolverton, ex científico de la Nasa, ha investigado durante los últimos 25 años la capacidad que poseen ciertas plantas para limpiar las partículas que empobrecen o contaminan el aire del interior de las casas. Y en sus estudios aparecen plantas tan comunes en muchos hogares como las cintas, los helechos, la hiedra, la kentia o las drácenas.
Una planta tan vulgar como la hiedra posee una enorme capacidad depuradora eliminando en 24 horas hasta 7,3 microgramos de tricloroetileno por cm2. De hoja, unos 9 microgramos de formaldehído y más de 10 microgramos de benceno por cm2 de hoja.
Las mediciones llevadas a cabo (resumidas en las gráficas) muestran cómo las plantas pueden reducir o eliminar entre un 10 y un 80% de la contaminación interior por lo que colocando algunas de esas plantas en lugares estratégicos de nuestras casas y lugares de trabajo podemos mejorar la calidad interior del aire.
Como no todas las plantas poseen la misma capacidad de eliminación de contaminantes es conveniente combinarlas para obtener los mejores resultados. La carencia de luz no reduce su capacidad purificadora e incluso se dan casos en los que la incrementa.
Queda claro que, paralelamente, habrá que reducir las fuentes de contaminación atmosférica -tanto externa como interna-, evitar el despilfarro de energía, reducir el consumo de productos con sustancias o desechos contaminantes y seleccionar cuidadosamente los materiales y elementos que intervienen en la construcción y decoración de nuestro hogar.
 


El ozono a nivel del aire respirado 
Los experimentos llevados a cabo en el Servicio de Sanidad Vegetal de la Generalitat valenciana en el centro de investigación de Silla muestran el efecto negativo de la contaminación del aire ambiental y de sus implicaciones en el desarrollo de las plantas de elevadas concentraciones de ozono en el aire ambiental.
 


Plantas que dan mejores resultados y las más polivalentes 
Hiedra (Hedera belix).
Sansevieria.
Drácenas (Dracaenas).
Cintas (Spotiphyllum).
Chamaedora (una variedad de palmera).

MARIANO BUENO: EL HUERTO FAMILIAR ECOLÓGICO

EL HUERTO FAMILIAR ECOLÓGICO
undefined
El huerto ecológico en poco espacio
Día a día nos damos cuenta de la importancia de consumir alimentos frescos, sanos y ecológicos. Continuas investigaciones en todo el planeta dejan claro, por un lado, los beneficios de una alimentación sana y equilibrada, con abundancia de verduras y frutas frescas, y, por otro lado, advierten de los serios peligros para la salud, a corto y largo plazo, de la presencia en los alimentos de restos de plaguicidas y de infinidad de sustancias tóxicas que se han ido añadiendo en los procesos de producción, transformación o comercialización.
Escándalos como el de las vacas locas o los pollos con dioxinas son sólo la punta del iceberg de una industria agroalimentaria centrada en la obtención de los máximos beneficios al mínimo coste y basada en la mecanización de todos los procesos productivos y el uso y abuso de abonos químicos, herbicidas y plaguicidas, que fuerzan a la naturaleza a producir más allá de unos límites que permitirían mantener un mínimo equilibrio biológico y ecológico del entorno. A la negra marea de residuos tóxicos, cancerígenos o alteradores hormonales, con desastrosos efectos sobre la salud de los consumidores (y de los agricultores), se está añadiendo una larga lista de plantas modificadas genéticamente (OGM), con las que se promete aumentar la producción mundial de alimentos (aunque las experiencias de cultivos a gran escala demuestran que no es así), pero de las que se ignora por completo las posibles repercusiones negativas en cuanto a desequilibrios ecológicos y más aún en lo referente a la salud de los consumidores de tales productos.
Todo ello nos lleva a plantearnos la necesidad de consumir alimentos con garantía de producción ecológica, si realmente estamos preocupados por nuestra salud, la de nuestros hijos y la del planeta en su conjunto.
undefined
Se puede alegar que consumir productos biológicos o ecológicos resulta caro y no está al alcance de todos los bolsillos, pero hay que tener presente que los alimentos de producción convencional consiguen mantener precios bajos a base de mecanizar e industrializar los procesos de producción y, sobre todo, forzar las plantas cultivadas con infinidad de agroquímicos.

Valga de ejemplo una simple y cotidiana lechuga, tan familiar en la mayor parte de las mesas. Su producción con métodos naturales (sin forzar) suele conllevar que tal lechuga permanezca un mínimo de dos o tres meses en la tierra (absorbiendo nutrientes vitales y realizando fotosíntesis a partir de la radiación solar), mientras que su homóloga de cultivo químico estará en la tienda a los 50 días, como máximo, gracias a un desarrollo acelerado forzado con nitratos, agua y fitohormonas de aceleración del crecimiento vegetal. Los desequilibrios ecológicos y biológicos a los que se ven sometidas las pobres lechugas (y el resto de cultivos) se traducirán en una gran propensión a padecer toda clase de plagas y enfermedades, que serán controladas con plaguicidas químicos, parte de los cuales permanecerán como residuos en la planta al ser cosechada y en el momento de consumirla. La competencia de las llamadas malas hierbas se controlará básicamente a base de herbicidas, de los que tanto se está abusando que sus residuos empiezan a detectarse en las capas freáticas subterráneas e incluso en el agua potable de la mayoría de zonas agrícolas.
Por todo ello, el mayor precio de los productos ecológicos está más que justificado, pero cuando la precaria economía familiar no nos permite acceder a ellos nos queda el plantearnos su cultivo en función de nuestras posibilidades.
Muchos pensarán que esto es difícil o imposible, pero lo cierto es que, cuando se desea y se dispone de un espacio, por pequeño que sea, de algunos ratitos al día o a la semana y de un mínimo de información básica, resulta algo tan sencillo como gratificante, e incluso terapéutico, ya que, además de producir alimentos sanos y ecológicos, las labores en el huerto o en el balcón comestible suponen un acercamiento y un contacto directo con la vida y la naturaleza, al tiempo que realizamos el ejercicio indispensable para mantenernos sanos y en buena forma. En la práctica, un huerto familiar no requiere ni demasiado tiempo ni demasiado esfuerzo, aunque sí exige un mínimo de ganas de trabajar y cierta sensibilidad hacia la naturaleza.


La tierra (el espacio)
Con una parcela mínima de unos 30 o 40 metros cuadrados podemos obtener una elevada producción de las hortalizas y verduras más utilizadas en la dieta cotidiana. Quien no disponga de tal espacio puede participar en algún grupo de huertos ciudadanos -o crearlo- y quien disponga de una terraza en su casa puede cultivar en ella una gran variedad de hortalizas: algunas lechugas, rabanitos, tomates, acelgas o calabacines, además de numerosas plantas aromáticas, medicinales o condimentarias.
Cuando se dispone de una parcela de tierra, lo ideal es su distribución en bancales tipo bancal profundo (o de parades en crestall, como enseña el mallorquín Gaspar Caballero). Las dimensiones en longitud pueden ser muy variadas, pero en cuanto a la anchura conviene que estén entre los 120 y los 150 cm, lo que permite el acceso a través de los pasillos, por los lados del bancal, sin pisar nunca la tierra, acción que la apelmazaría y reduciría su actividad biológica.
Cuando sólo disponemos de un balcón o una amplia terraza, conviene proveerse de maceteros de grandes dimensiones y una cierta profundidad, la suficiente para que las raíces se desarrollen sin problemas. Los maceteros se llenarán de tierra fértil con grandes proporciones de compost (podemos usar el compost orgánico doméstico).



undefined
Luz y orientación
Interesa que la parcela, balcón o terraza esté orientada al sur o, por lo menos, que reciba varias horas al día de luz solar, ya que las plantas necesitan sus radiaciones para realizar correctamente la fotosíntesis, de la que depende su desarrollo y el contenido de nutrientes y vitaminas que aprovecharemos al consumirlas.
Si la parcela o terraza no recibe sol directo pero hay una pared cercana que refleje su radiación, puede ser suficiente -convendría pintar la pared de blanco para sacarle el máximo provecho-. Hay plantas que requieren mucha luz y mucho calor, como las solanáceas (tomates, pimientos, berenjenas) o las cucurbitáceas (melones, pepinos, calabacines, etc.), mientras que otras, como escarolas, acelgas, coles o espinacas, se desarrollan bien con menos luz y calor.


Agua
El riego preocupa a muchos horticultores que ven como sus cultivos sufren y crecen mal por exceso de riego o por falta de agua. El exceso crea problemas de podredumbres y hongos parásitos y las carencias hídricas suponen una merma en el desarrollo vegetal y torna las plantas duras y con tendencia a espigarse o montar en flor.
La experiencia nos lleva a aconsejar un sistema de riego localizado (tubos de goteo con los goteros intercalados cada 30 o 40 cm o mangueras de exudación) y un sencillo programador de riego (de venta en tiendas de jardinería) que nos permite conectar el sistema a un grifo y que las plantas se rieguen quince minutos cada día o media hora cada dos días. Este sistema tiene la ventaja adicional de que nos permite ausentarnos durante largos períodos sin que por ello sucumban nuestros cultivos por falta de riego.


Plantas cultivables
Semillas y semilleros. La gran diversidad de plantas que puede albergar un huerto familiar -aunque sea de reducidas dimensiones- implica disponer de planteles o de semillas adecuadas. Aunque siempre puede empezarse por semillas comerciales estándar, lo más interesante es procurarse semillas con certificación de producción ecológica, que, por suerte, ya empiezan a estar disponibles en nuestro país. También podemos recurrir a los contactos con agricultores ecológicos y al intercambio de semillas que promueven algunas asociaciones o grupos de agricultura ecológica.
Podemos realizar semilleros domésticos en pequeños recipientes reciclados -botes de yogur, cajas de envases desechables, etc.- y mantenerlos en el alféizar de la ventana de alguna habitación que le dé el sol y esté caldeada.
El trasplante es una operación delicada pero fácil de realizar, en la que lo más importante es dañar lo menos posible las raíces y que no falte el riego hasta su nuevo enraizamiento en el huerto o en el macetero.
En ocasiones podemos recurrir a las plantitas que venden los viveristas, aunque, a menudo, tanto la procedencia de las semillas como el uso de abonos químicos y plaguicidas las desvitaliza y es fácil que nos den problemas.


Nutrir las plantas
En agricultura ecológica se da más importancia a nutrir la tierra que a alimentar las plantas cultivadas. Las plantas no disponen de un sistema digestivo como estómago o intestinos y tal función se realiza en el suelo donde crecen mediante la fabulosa labor de las bacterias, los hongos, las lombrices y el resto de microorganismos que habitan en cada gramo de tierra. Naturalmente, todos estos organismos vivos precisan ser alimentados y de ello se encarga el compost y toda la materia orgánica en descomposición presente en la tierra.
Por ello deberemos incorporar con regularidad materia orgánica previamente descompuesta (compost, estiércol, restos orgánicos, etc.). Aunque podemos conseguir compost y abonos orgánicos en el comercio, resulta muy interesante su elaboración a partir de los restos orgánicos domésticos; para ello podemos fabricarnos un sencillo compostero o adquirir alguno de los comercializados para tales fines.
Las necesidades de abonado varían de una planta a otra y tenemos plantas, como las patatas, los tomates o las alcachofas, que requieren grandes cantidades de materia orgánica a medio descomponer, y, en el otro extremo, tenemos las zanahorias o las judías, que sólo toleran la materia orgánica muy descompuesta -compost muy fermentado-. Con una buena rotación de cultivos en los bancales o los maceteros conseguiremos aprovechar al máximo la materia orgánica aportada, ya que, por ejemplo, tras el cultivo de tomates, que hemos abonado con gran cantidad de compost (de 4 a 10 Kg por m2), podemos cultivar lechugas sin añadir más compost y, al cosechar las lechugas, podemos sembrar zanahorias o guisantes (cualquier leguminosa), que aprovecharán al máximo los remanentes de materia orgánica. Cuando cosechemos, podemos añadir de nuevo compost y empezar el nuevo ciclo con otras plantas exigentes: calabacines, pimientos, berenjenas, etc.







El diseño y la planificación
Diseñar el huerto es lo primero que debemos plantearnos, pues conviene realizar una buena distribución de los espacios disponibles a fin de aprovecharlos al máximo y conseguir los mejores resultados con el mínimo esfuerzo.
Tan importante como el correcto diseño es el planificar los cultivos que deseamos realizar en el huerto; para ello será necesario que reflexionemos a fondo sobre nuestros gustos culinarios y las necesidades de consumo cotidiano. No tiene mucho sentido plantar veinte coles porque nos regalaron las plantitas si no solemos comer col más que ocasionalmente.
En cambio, si todos los días comemos ensalada de lechuga, convendrá ir sembrando y plantando con regularidad -cada quince días o una vez al mes plantaremos unas quince o veinte lechugas-; con ello tendremos un cultivo escalonado a lo largo de los meses y nunca faltarán en la mesa. Con tres o cuatro matas de calabacín bastará para el consumo familiar, con más de diez matas nos veremos obligados a regalar kilos y kilos de calabacines.
También hay cultivos complicados, como el de los melones o las sandías, que vale la pena dejar para cuando tengamos más experiencia o sólo si realmente nos sobra sitio, pues ocupan mucho espacio para los tres o cuatro melones que puede dar cada mata.
Una buena planificación requiere conocer los ciclos de cultivo de cada planta o variedad y saber más o menos el tiempo que ocupará el terreno, ya que éste varía desde un mes, desde la siembra a la cosecha, en los humildes rabanitos, a los tres a cinco meses -incluso más- que ocupan el bancal unas zanahorias. Sin olvidarnos de que, para mantener la salud y fertilidad de nuestro huerto, sería interesante respetar las rotaciones de cultivos y no repetir en una determinada parcela una misma familia de plantas varios años seguidos, pues se especializan ciertos parásitos que a la larga podrían causar serios problemas; lo ideal es respetar rotaciones de cuatro años, como mínimo.


Las herramientas 

En realidad, una vez realizados los bancales o dispuestos los maceteros, se requieren pocas herramientas para las labores y el mantenimiento del huerto -alguna azadilla o legón, paletas trasplantadoras, un escardador, un rastrillo y poco más-, ya que la tierra permanece siempre mullida, al no ser pisada, y muchas labores las podemos realizar simplemente con las manos, lo que nos permite un mayor contacto con la naturaleza y la vida.



Los problemas eventuales 

Si existe un tópico que perdura en el tiempo y generalmente no se corresponde con la realidad, es que el cultivo ecológico tiene tantos problemas que no es posible llevarlo a cabo y sólo se consiguen cosechas mediocres, alegando que, si todos los agricultores se pasasen a la agricultura ecológica, no se producirían suficientes alimentos y se incrementaría el hambre en el mundo.
Recientes estudios estadísticos, llevados a cabo mediante seguimiento de fincas durante diez años, han demostrado que se están consiguiendo mayores producciones por hectárea en las fincas de cultivo ecológico que en las convencionales de cultivo químico.
En cuanto a plagas y parásitos, la experiencia nos demuestra que las plantas cultivadas de forma sana y respetando sus ciclos biológicos y ecológicos (e incluso cosmológicos) mantienen a raya a la mayoría de parásitos y enfermedades, siendo escasas las ocasiones en que hay que acudir en su ayuda y, además, para esas ocasiones, los agricultores ecológicos disponen de numerosas plantas medicinales reforzadoras de las plantas cultivadas, repelentes de parásitos o directamente con propiedades insecticidas.
En casos graves también podemos recurrir a los insecticidas naturales a base de extractos de plantas o minerales, carentes de toxicidad para los consumidores de los cultivos tratados.
Respecto a las malas hierbas, la práctica del acolchado orgánico con paja o restos vegetales reduce considerablemente su presencia, aparte de proteger el suelo y las bacterias de la radiación solar perjudicial, y ayuda a minimizar la evaporación del agua, reduciendo las necesidades de riego.


Tiempo y experiencia
Lo más importante de todo son las ganas y el desarrollo de la suficiente capacidad de observación y sensibilidad que permitan ir realizando las labores precisas en el momento adecuado; en este sentido, queda claro que la experiencia hace maestros y que nadie nace sabiendo, sino que, día a día, con la práctica vamos aprendiendo. Y si al principio no nos satisfacen los resultados, no hay que desanimarse, con el tiempo obtendremos plantas y cosechas realmente espectaculares.
La naturaleza es muy agradecida y, si somos capaces de observarla con cariño y atención, fluyendo con ella en vez de ir en su contra o intentar forzarla en exceso, los resultados son siempre gratificantes.
Desde estas páginas os animamos a decidiros a cultivar vuestros alimentos (si no lo estáis haciendo ya) de forma sana y ecológica, vuestra salud y la del planeta os lo agradecerán; además, el cultivo del huerto familiar -por reducido que sea- resulta una actividad sumamente creativa y gratificante, al tiempo que es una excelente terapia anti estrés.

MARIANO BUENO: EL LIBRO RÁCTICO DE LA CASA SANA

EL LIBRO PRÁCTICO DE LA CASA SANA 



Índice
Introducción. El hogar ideal
La evolución del hábitat
Elegir un lugar para vivir
Criterios generales para una buena elección
Crear hogares sanos y confortables
Parámetros de salud y confort en el hogar
Casas y barrios ecológicos
Crear espacios. Salud y ecología rincón a rincón
La primera impresión
Preparar una "buena entrada"
Espacios para estar y compartir
Salitas y comedores naturales
Espacios para cocinar
Una cocina placentera, sana y ecológica
El cesto de la compra
El buen descanso
Diseñar un dormitorio sano
La cama: el mueble más importante de la casa
El estudio
Trabajar con salud
Espacios multiuso
Garajes y sótanos
Higiene y placer
El cuarto de baño saludable
Espacios vivos
Balcones saludables
El huerto ecológico
Decoración. La importancia de los detalles
La luz y el color
Cómo tener más luz natural
La iluminación más adecuada a cada espacio
El mejor color para cada rincón
Pintar la casa de salud
Pinturas sanas y ecológicas
Cómo escoger el mobiliario
Vestir nuestro hogar con ropa sana
Diseñar con plantas de interior
Feng shui: la armonía sutil
Tecnología. Confort sano y respetuoso
Sistemas de climatización
Equipos de frío doméstico
La calefacción idónea
La instalación eléctrica doméstica
Electricidad verde
Revisión de la instalación eléctrica de nuestra vivienda
Medidas generales de seguridad eléctrica
Electricidad y enfermedad
Energías renovables
Aparatos eficientes
Grandes aparatos domésticos: modelos eléctricos y a gas
Otros aparatos domésticos
Telefonía móvil
Soluciones. Conseguir un hogar saludable y ecológico
El buen sitio: radiaciones y salud
El estudio previo del lugar
Buscar el buen sitio
Arquitectura bioclimática
Hacia la vivienda autónoma
Los materiales de construcción
Escoger materiales sanos y ecológicos
Vivir sin ruidos
Aislamiento eficiente
El hogar sin química
Productos de limpieza para un hogar ecológico
Insecticidas naturales i alternativos
Respirar salud
Filtros de agua: depurar y ahorrar
Aparatos medidores de contaminantes
El reciclaje en casa
Recogida selectiva
Decálogo de la casa sana y ecológica
Directorio: bibliografía y direcciones de interés
Bibliografía
Direcciones de interés

ciclo de vida

Análisis del ciclo de vida
Natalia Rieznik Lamana
Agustín Hernández Aja
Madrid (España), julio de 2005.[1]
Análisis del ciclo de vida| Lámina 1. Correcciones en el ciclo de vida >>>

Índice General



Definición

El Análisis del Ciclo de Vida (ACV) es un proceso para evaluar, de la forma más objetiva posible, «las cargas ambientales asociadas a un producto, proceso o actividad identificando y cuantificando el uso de materia y energía y los vertidos al entorno; para determinar el impacto que ese uso de recursos y esos vertidos producen en el medio ambiente, y para evaluar y llevar a la práctica estrategias de mejora ambiental.
El estudio incluye el ciclo completo del producto, proceso o actividad, teniendo en cuenta las etapas de: extracción y procesado de materias primas; producción, transporte y distribución; uso, reutilización y mantenimiento; y reciclado y disposición del residuo.» (SETAC, s.f.)[2]
De esta forma un ACV completo permite atribuir a los productos «todos los efectos ambientales derivados del consumo de materias primas y de energías necesarias para su manufactura, las emisiones y residuos generados en el proceso de producción así como los efectos ambientales procedentes del fin de vida del producto cuando este se consume o no se puede utilizar.
El ACV consiste por tanto en un tipo de contabilidad ambiental en la que se cargan a los productos los efectos ambientales adversos, debidamente cuantificados, generados a lo largo de su ciclo de vida.» (Antón Vallejo, 2004)

Cuestiones clave: un indicador en construcción

Orígenes

Los primeros estudios enfocados sobre algunas etapas del ciclo de vida de ciertos productos se remontan hacia fines de la década de los años 60 y principios de los 70. Esos estudios pusieron el énfasis en el análisis de la eficiencia, en el consumo de la energía y sus fuentes, el consumo de materias primas y, en menor medida, en la disposición final de los residuos generados.En 1969 la Coca Cola estadounidense financió un estudio destinado a relacionar y comparar el consumo de recursos para fabricar los envases para sus bebidas con las emisiones asociadas a los procesos productivos correspondientes. Por la misma época, también en Europa se estaba estudiando una especie de inventario que más tarde se conoció como «Ecobalance». En 1972, en el Reino Unido, Lan Boustead se dedicó a calcular la energía total que se requería para la fabricación de diversos tipos de envases (de vidrio, plástico, acero y aluminio) para bebidas. Sus conclusiones pueden consultarse en su artículo «LCA-How it came about-The beggining in the UK», publicado en International Journal of Life Cycle Assessment, 1 (3), 1996.
Al principio, se consideró que el consumo de energía tenía mayor prioridad respecto de la generación de residuos, las descargas y emisiones hacia el medio ambiente, entre otras cosas quizás porque todavía no había tantas demandas por parte de la opinión pública para que las empresas tuvieran en cuenta la prevención del deterioro ambiental, y porque el precio de los combustibles energéticos había subido tan abruptamente como para justificar darle esa prioridad.
Recuérdese además, que por esa época se produjo la crisis del petróleo, la que afectó principalmente a los países no productores, y que se manifestó por restricciones en la provisión de energía eléctrica, entre otras limitaciones al consumo de energía procedente de combustibles fósiles. Luego de superada esa crisis hubo un decaimiento en la importancia asignada al problema energético.
Trama y Troiano, 2001
Casi treinta años después, el ACV ha avanzado bastante pero, como expresa la norma IRAM-ISO 14040, «se reconoce que el ACV está todavía en una etapa temprana de su desarrollo», y hay quienes dicen que en realidad está en su primera infancia.

Puntos fuertes: una herramienta para medir el impacto sobre el medio ambiente

Una de las principales virtudes del ACV, al igual que ocurre con otros indicadores como la Huella Ecológica, es que permite integrar en un solo valor la complejidad de los sistemas de producción y consumo de productos, haciendo visibles impactos que otros indicadores no reflejan. En su cálculo se ha conseguido reflejar el factor duración y los ciclos de reutilización y reciclaje. Dado su enfoque integral permite saltar entre disciplinas relacionando diseño, fabricación, construcción y mantenimiento. Finalmente, en relación al sistema de consumo actual, permite valorar los productos desde el punto de vista de su impacto sobre el medio ambiente contrastando el simple enfoque económico del mercado.
Gonçalves, 2004

Puntos débiles: complejidad y subjetividad

Complejidad

Su desarrollo como método de valoración está todavía en sus etapas iniciales y cargado de polémica:

  • El ACV es una herramienta que por su complejidad resulta en procesos que requieren tiempo y recursos materiales y humanos, muchas veces incompatibles con la capacidad actual de la industria de desarrollar este tipo de iniciativas.
  • La información relativa a los inventarios de impactos ambientales en el ACV requiere un elevado nivel de información sobre materiales y procesos, que puede no estar disponible para un amplio espectro de situaciones.
  • La aplicación del ACV en productos complejos, en los que los límites del sistema se extienden en una multiplicidad de actividades, puede resultar en grados de complejidad incompatibles con evaluaciones fiables del Ciclo de Vida. Es este el caso de la construcción en el que la complejidad es evidente.
  • El ACV incide sobre una gran diversidad de variables que no poseen siempre el mismo sentido, es decir, puede darse el caso de que la mejor opción energética no sea la que genere menos residuos o emisiones. Además de este condicionante, hay que considerar cuestiones como la definición de escalas comunes de evaluación entre variables y situaciones distintas.

Gonçalves, 2004

Subjetividad

Uno de los puntos débiles de la metodología del ACV es la subjetividad de la que depende en algunos pasos del cálculo:
La metodología del ACV pretende objetividad y transparencia. En la fase del Inventario de Ciclo de Vida (ICV) los valores de cargas ambientales corresponden a un esfuerzo de objetivizar al máximo todo el conjunto de datos y parámetros utilizados. Dichos valores pueden variar en función de la exactitud de los datos y de su precisión. No ocurre así con la determinación de los impactos ambientales introducidos en el paso Evaluación del Impacto del Ciclo de Vida. Tanto su identificación, su evaluación, como su ponderación respecto a otros impactos puede responder a criterios subjetivos.La utilización de modelos para el cálculo de los impactos resulta a su vez una fuente de subjetividad. Un modelo es una representación simplificada de los fenómenos y mecanismos que se dan en la realidad. La elección de dónde y de qué simplificación introducir no deja de ser parcialmente subjetiva. Diferentes investigadores pueden desear usar diferentes modelos que corresponden a diferentes premisas y simplificaciones.
La naturaleza de las elecciones e hipótesis que se hacen en el ACV, el establecimiento de los límites del sistema, la selección de la fuente de datos, las categorías de impacto, pueden ser subjetivas (ISO 14040). Diferencias en los datos de entrada pueden causar diferencias en el alcance, límites geográficos, etc. Estas diferencias pueden ser originadas por diferentes actitudes relacionadas con el concepto de naturaleza e intereses: sector industrial, movimiento ecologista, asociación de consumidores, gobierno...
Antón Vallejo, 2004
Esto influye por tanto en la validez y representatividad de los datos obtenidos:
La calidad e incertidumbre de los datos utilizados en el inventario influirán en la interpretación de los resultados. En vistas a una mayor transparencia han habido diferentes propuestas de normalización de los datos. Cabe destacar el trabajo previo desarrollado por The Society for Promotion of Life-cycle assessment (Spold) (1997). Sin embargo el trabajo más reciente es el informe técnico que propone la estructura y los requerimientos de los datos utilizados en el inventario.
ISO, 2002

Responsabilidad social de las empresas

Actualmente se encuentran muchas páginas en la red que ofrecen sus servicios a empresas para calcular el ACV de sus productos. Gracias a cierta inquietud en los consumidores, las responsabilidades legales, sociales y políticas que pueden implicar los impactos ambientales, y a algunas medidas que empiezan a tomarse, como el ecoetiquetado, ciertas empresas empiezan a interesarse por el ACV; especialmente en realizar estudios comparativos para determinar las ventajas y desventajas medioambientales relativas de productos que pueden desarrollar la misma función. Esto les permite identificar hacia dónde deberían dirigir prioritariamente los esfuerzos para minimizar dichos impactos, al tiempo que ofrecen una imagen de preocupación por el medio ambiente al consumidor. Si continuaran y se apoyaran este tipo de iniciativas se podría lograr que cada fabricante se hiciera responsable de saber de dónde vienen sus materias primas, su energía y sus insumos, y cuál será el destino final de sus productos. El ACV podría por tanto tener aplicaciones interesantes si se pone esa información de cada producto a disposición del consumidor.

Relación con la construcción sostenible

Numerosos autores, como Margarita de Luxán (1996), reivindican el ACV como una herramienta necesaria en una arquitectura más sostenible:
Para descubrir la incidencia de la construcción y el alojamiento en los problemas medioambientales hoy, se debe de analizar por entero el proceso que engloba la edificación. Habitualmente al hablar de alojamiento, se valora la adecuación o la conciencia energética de los edificios en función solamente del gasto o ahorro energético en la climatización e iluminación durante su uso, así como la contaminación que produce en su entorno inmediato. Sin embargo, las relaciones entre edificación y medio ambiente son mucho más extensas y complejas.Si se analiza la actividad entera que implica una construcción, se habrá de valorar su incidencia medioambiental en todo el proceso:
  • Extracción de rocas, minerales y materiales de todo tipo.
  • Gastos energéticos y procedimientos para la fabricación de elementos constructivos.
  • Gastos energéticos y procedimientos para la fabricación de sistemas y equipos de instalaciones.
  • Transportes de materiales, elementos y equipos.
  • Puesta en obra, medios y maquinaria.
  • Gastos energéticos en climatización e iluminación y contaminación derivada.
  • Mantenimiento y uso, agua, residuos y vertidos.
  • Reutilización y procedimientos para cambios de uso.
  • Derribo y derivaciones del abandono de las edificaciones.
Al relacionar cada una de estas fases con los principales problemas medioambientales actuales, se descubre la verdadera extensión de las repercusiones derivadas de la construcción:
Luxán, 1996

Cuadro 1: Actividades relacionadas con la contrucción y su incidencia medioambiental



Rocas Industriales Minerales MaterialesFabri. elementos construc.Fabric. sistemas, equipo, instalaTransporte a obraConstruc. Puesta en obraGasto energético climátiz.Gasto energético ilumin.Manten. agua usos variosReutiliz. cambio de usoDerribo. Abandono
MUNDIALES
Cambio climático e invernadero  xxxxxx  xx
Agotamiento del ozono  xx    xxx    
Deforestaciónxx    xxx      
Pérdida de biodiversidadx                  
Contaminación de mares


xxx


x


xx  
Gasto de recursos no renovablesxxxxxxx      
LOCALES
Contaminación atmosféricaxxxxxxx      
Contaminación de aguas continentalesxxx        xx  
Deterioro del mar y costas  xxx  x  xx  
Residuos tóxicos  xx  xxxxxx
Riesgos industriales  xx


x          
Erosión y desertizaciónx    xx        x
Abuso de recursos renovables          xxxx  
Ocupación de suelo con vertidos  x    x    xxx

La corrección de muchos de estos problemas desde el campo de la construcción viene unida a la revisión de procesos de los campos de la minería, la industria, etc., y otros se encuentran indisolublemente ligados a replanteamientos urbanísticos y sociales, pero no por ello han de olvidarse al hacer las valoraciones globales de la arquitectura desde lo sostenible o medioambiental.
Luxán, 1996
Por tanto, para resolver los problemas generados a lo largo del proceso de edificación se debe revisar e intervenir en la fase a la que están ligados:

  • La obtención y extracción de materiales para la construcción, que aproximadamente representan el 50 por 100 de los totales, se encuentran ligadas a revisiones necesarias desde la minería y la industria.
  • La corrección que debe darse en la fabricación de elementos constructivos, sistemas y equipos avanzará en paralelo a las mejoras en los procedimientos industriales, y sus resultados son imprescindibles para una valoración global del gasto energético en la edificación.Para apreciar su importancia, y a falta de muchos datos precisos, cabe comentar como ejemplo que la energía gastada en la fabricación de los elementos básicos, sin equipos de instalaciones, de una vivienda de 75m2 útiles, convencional, en bloques de 3 plantas, del nivel correspondiente a las exigidas para la vivienda de promoción pública en España en los años 80, representa el equivalente al consumo en calefacción de la misma vivienda durante aproximadamente 45 años en el área de Madrid y 51 en el área de Barcelona.

Tendero, s.f.

  • La fase en la que deviene del transporte a obra depende del aprovechamiento de materiales y elaboraciones del entorno, del tipo de transporte y de las distancias de recorrido a las que se vean obligados.
  • La adecuación y reorganización que cabe irse planteando en la puesta en obra implica la apreciación de las mejoras en rendimientos de maquinarias y su diseño, y un mayor cuidado en el tratamiento provisional y temporal de las condiciones naturales del entorno afectado.
  • Las fases siguientes: las que habitualmente se ligan a la edificación, son también determinantes; no podemos olvidar que el mantenimiento de los edificios representa el 33 por 100 de la energía gastada, de la que el 12,5 por 100 del consumo total en España corresponde a las viviendas, lo que equivale al 40 por 100 del consumo por habitante; que el consumo eléctrico de las viviendas absorbe el 70 por 100 del producido; y que el 50 por 100 de la contaminación que sufrimos, deriva del alojamiento.

IDAE, 1993
Por tanto «la importancia en la elección de los elementos y materiales es fundamental, y tiene una incidencia mucho mayor de lo que se supone generalmente en el comportamiento de adecuación de los edificios y el gasto energético» (Luxán, 1996).

Etapas del ciclo de vida

Las etapas del ciclo de vida, según Gonçalves (2004), son:
  1. Adquisición de materia prima: etapa de actividades de acción directa sobre el medio natural. En este punto se incluye el material no renovable, el agua y la biomasa de recolección.
  2. Procesamiento de material a granel: tratamiento de la materia prima (separación y purificación por ejemplo) para adecuar los materiales a transformaciones posteriores.
  3. Producción de materiales técnicos y de especialidad: algunos autores combinan esta etapa con la anterior designándola «tratamiento de materiales».
  4. Fabricación y ensamble: en esta etapa se acaban de producir los materiales de base y los materiales técnicos.
  5. Transporte y distribución: con el actual sistema globalizado, esta etapa adquiere especial importancia dadas las grandes distancias que deben recorrer los productos para su comercialización en lugares distintos a donde se han producido. En muchos casos, los componentes necesarios para la fabricación del producto final también recorren importantes distancias.
  6. Uso y servicio: en esta etapa se contabiliza el mantenimiento y las reparaciones que necesita el producto durante su uso por el consumidor (algunos productos no pueden usarse directamente, necesitan acciones, como por ejemplo los alimentos congelados). En esta fase también se considera la reutilización interna de materiales, por ejemplo la reutilización de botellas de cerveza en una casa.
  7. Retiro y tratamiento: en este paso es clave la posibilidad de reutilización o reciclaje de los materiales (valorización del material), en algunos casos es posible cerrar los ciclos de vida insertando el material retirado en un punto de la fabricación de un nuevo material.
  8. Disposición, destino final: cuando el material no es valorizado termina su ciclo de vida. En este punto se valora la forma en que éste es depositado en el medio natural. En el depósito de un material se pueden tener en cuenta y controlar sus características físico-químicas por ejemplo y tomar medidas para evitar efectos negativos del material desechado sobre el entorno.

Etapas del ciclo de vida en la arquitectura

El ACV de la arquitectura considera el Ciclo de Vida de los edificios o estructuras físicas que constituyen el espacio urbano. Se podrían considerar las siguientes etapas:
  1. Extracción de recursos: en la construcción de edificios se utiliza una gran variedad de materiales, algunos renovables, otros no. En cualquier caso, la construcción dinamiza actividades con importantes impactos ambientales como la tala de madera o la explotación de canteras.
  2. Producción de materiales.
  3. Distribución: los materiales tradicionales eran, por cuestiones de transporte, materiales locales; actualmente con las facilidades de transporte que existen, los materiales tienen orígenes geográficos diversos, especialmente cuando incluyen ciertas maderas y metales de orígenes lejanos.
  4. Construcción: desde el punto de vista de un Análisis del Ciclo de Vida, los edificios tienen la característica de que, en la gran mayoría de los casos, son terminados en su lugar de implantación, el solar es en sí mismo una industria donde los materiales se acoplan o se añaden en procesos físicos de producción; además las construcciones suelen realizarse al descubierto produciendo impactos medioambientales como el ruido o las partículas.
  5. Ocupación y mantenimiento: los impactos más importantes derivados del uso suelen ser los relacionados con el consumo de energía. La forma en que se utiliza un espacio puede generar más o menos impactos ambientales por los residuos generados, el consumo de agua, etc. En esta etapa también es importante considerar las reparaciones, remodelaciones o cualquier intervención que no implique la demolición.
  6. Demolición: en un edificio que se va a demoler se puede considerar la reutilización de ciertos componentes de su estructura, sus revestimientos, etc. Otros pueden ser materiales reciclables. Los materiales desechados en la demolición de una construcción suelen depositarse en el subsuelo. En algunos casos, como el amianto, se necesitan tratamientos previos al depósito.

Cuadro 2: El ciclo de vida de los edificios
EntradasLímite del SistemaSalidas

EnergíaExtracción de recursosProductos utilizables
MaterialesProducción de materialesResiduos sólidos

DistribuciónEmisiones atmosféricas

ConstrucciónEfluentes líquidos

     Ocupación y mantenimiento     Otras emisiones

DemoliciónEnergía residual

Algunas estrategias en el diseño derivadas de tener en cuenta el ACV en arquitectura

Sobre el edificio

  • Extensión del tiempo de vida del edificio. La extensión del tiempo de vida permite ahorrar recursos y generar menos desechos ya que el número de unidades consumidas disminuye si aumenta la duración de éstas. Hay distintas medidas que permiten alargar la vida útil de un producto:
    1. Materiales duraderos (que aguanten el desgaste y la degradación ambiental): los materiales arquitectónicos suelen ser objetos duraderos aunque, los elementos exteriores como pinturas y revestimientos se degradan más rápidamente.
    2. Materiales adaptables: en la elección de materiales y en el diseño de estructuras, instalaciones, distribuciones interiores, etc. se puede tener en cuenta que exista una futura necesidad de usarlos para resolver nuevas funciones. En muchos casos este ejercicio no se hace y sólo queda la opción de demoler.
    3. Mantenimiento y reparación: intervienen directamente sobre la vida útil de la construcción. Se podrían denominar acciones de regeneración. Los impactos medioambientales por demolición y construcción son en la gran mayoría de los casos superiores a los de mantenimiento.
  • Mejoras del proceso, administración e información. En arquitectura por ejemplo la aplicación de soluciones de diseño bioclimático y de aislamiento térmico permiten reducir el gasto energético, hay sistemas de reciclaje y reaprovechamiento del agua, etc.

Sobre los materiales

  • Selección del material. La selección de los materiales basándose en la identificación de la fuente de materia prima, la evaluación de impactos sobre el medio ambiente ocasionados por la adquisición, el procesamiento y uso del material, y la administración del producto en el final de su ciclo de vida. Se puede dar preferencia por ejemplo a materiales reciclables, pero en cualquier caso la elección de materiales basada en su ciclo de vida es una tarea muy compleja. Una iniciativa interesante por ejemplo es el rotulado ecológico, pero está todavía en sus inicios y presenta dificultades como es el elevado coste que presentan algunos productos más ecológicos.
  • Reducción del material. La reducción del material puede conseguirse aumentando la eficiencia de los procesos (implica reducción de energía consumida, etc.) y reduciendo la masa utilizada en la construcción. Por ejemplo, aunque la vivienda está (o tendría que estar) relacionada con las necesidades sociales, se puede optar entre tipologías más o menos consumidoras de material y suelo (ciudad compacta frente a ciudad dispersa, etc).
  • Prolongación de la vida del material. El reciclaje de materiales tras la demolición de edificios permite reducir la deposición en el medio natural y la extracción de nuevos recursos. Aunque presenta desventajas respecto a la reutilización ya que en ese proceso puede haber pérdidas o degradación de materiales, transporte, etc.
  • Distribución y trasporte eficaces. Tener en cuenta las necesidades de transporte que implica la elección de ciertos materiales. Actualmente, con la globalización, el coste económico que supone el transporte de dichos productos, no refleja el impacto ambiental que genera. Este impacto se relaciona con las distancias recorridas, la capacidad de los medios de transporte utilizados (medios de mayor capacidad de transporte ofrecen menos consumo por material transportado), el embalaje necesario (hay productos que no necesitan ser empaquetados, los embalajes pueden ser reutilizables o no, etc).

Lámina 1. Correcciones en el ciclo de vida

Aplicaciones: normalización y métodología

ISO 14000: normalización de herramientas ambientales

Orígenes

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo llevada a cabo en Río de Janeiro en 1992 [también llamada Cumbre de la Tierra] se suscribió La Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, la que contiene principios aprobados por los Estados para lograr acuerdos internacionales que respeten los intereses de todos y protejan la integridad global del ambiente. Específicamente, el Principio 16 dice: «Las autoridades nacionales deben tratar de promover la internacionalización de los costos medioambientales y la utilización de instrumentos económicos teniendo en cuenta el enfoque que, en principio, los que contaminan deben asumir el costo de la contaminación sin menoscabo del interés público y sin distorsionar el comercio ni la inversión internacional.»[...] la International Standards Organisation (ISO) y la International Electrotechnical Commission (IEC), en agosto de 1991, establecieron formalmente el Strategic Advisory Group on the Environment (SAGE), cuya misión consistió en desarrollar:
  • un enfoque común de la gestión ambiental similar a la administración de la calidad;
  • la capacidad de alcanzar y medir mejoras en el desempeño ambiental;
  • normas internacionales para facilitar el comercio y eliminar las barreras comerciales.
Se consideró que era responsabilidad de cada país definir criterios de control de acuerdo con su realidad interna y teniendo en cuenta el efecto regional o global. Para ello se deberían considerar criterios ambientales, niveles de contaminantes, evaluaciones de riesgos para el ambiente y la salud, y especificaciones tecnológicas para productos y procesos.
Como resultado del trabajo del SAGE, en enero de 1993, la ISO creó el Comité Técnico 207, encargado del desarrollo de normas sobre Sistemas de Gestión Ambiental (SGA), las que deberán incluir un amplio rango de disciplinas ambientales. Estas normas están agrupadas en la ISO 14000.
La finalidad fundamental es promover una gestión más eficaz del medio ambiente en las empresas u otras organizaciones y proporcionar instrumentos útiles (prácticas óptimas de organización) para recopilar, interpretar y transmitir información ecológicamente pertinente a fin de mejorar la actuación ambiental.
El conjunto de normas y guías ISO 14000 define la esencia de un sistema de gestión ambiental y los procedimientos de auditoría necesarios para la verificación. También define tres conjuntos de herramientas importantes de implementar en un Sistema de Gestión Ambiental: evaluación del ciclo de vida, evaluación del desempeño ambiental y etiquetado ecológico.
CEPIS, 1997

ISO 14040 y ACV

En el conjunto de normas anterior, la ISO 14040 es la relativa al ACV. Dada su complejidad, esta normativa establece un protocolo al cual deberá ajustarse todo estudio de ACV. La ISO 14040 da la siguiente definición del ACV:
«El ACV es una técnica para determinar los aspectos ambientales e impactos potenciales asociados a un producto: compilando un inventario de las entradas y salidas relevantes del sistema; evaluando los impactos ambientales potenciales asociados a esas entradas y salidas, e interpretando los resultados de las fases de inventario e impacto en relación con los objetivos del estudio.»
ISO 14040, 1997
Las categorías generales de impactos medioambientales que precisan consideración incluyen el uso de recursos, la salud humana y las consecuencias ecológicas (ISO, 1997). [...]Dentro de la normalización ISO se deben distinguir normativas e informes técnicos. A día de hoy se han elaborado cuatro normativas relacionadas con el ACV:
  • ISO 14040: Gestión medioambiental, ACV, Principios y estructura (1997).
    Especifica el marco general, principios y necesidades básicas para realizar un estudio de ACV, no describiéndose la técnica del ACV en detalle.
  • ISO 14041: Gestión medioambiental, ACV, Definición del objetivo y alcance y el análisis del inventario del ciclo de vida (1998).
    En esta normativa se especifican las necesidades y procedimientos para elaborar la definición de los objetivos y alcance del estudio y para realizar, interpretar y elaborar el informe del análisis del ICV (LCI).
  • ISO 14042: Gestión medioambiental, ACV, Evaluación del Impacto del Ciclo de Vida; Environmental management LCA-LCIA/Life Cycle Impact Assessment (2000).
    En ella se describe y establece una guía de la estructura general de la fase de Análisis del Impacto del Ciclo de Vida (AICV) (LCIA). Se especifican los requerimientos para llevar a cabo un AICV y se relaciona con otras fases del ACV.
  • ISO 14043: Gestión medioambiental, ACV, Interpretación del ciclo de vida. Environmental management, LCA-LCI (2000).
    Esta normativa proporciona las recomendaciones para realizar la fase de interpretación de un ACV o los estudios de un ICV, en ella no se especifican metodologías determinadas para llevar a cabo esta fase.
Se han elaborado además documentos técnicos para ayudar a la elaboración de estudios de ACV como son:
  • ISO/TR 14047: Ilustrative examples on how to apply ISO 14042: Life cycle assessment, Life cycle impact assessment (2002).
    Proporciona un ejemplo de cómo aplicar la norma ISO 14042.
  • ISO/CD TR 14048: Environmental management Life cycle assessment LCA data documentation format (2002).
    Este documento proporciona información relacionada con los datos utilizados en un estudio de ACV.
  • ISO/TR 14049: Ilustrative examples on how to apply ISO 14041 (1998).
    Este informe técnico proporciona ejemplos para realizar un ICV de acuerdo con ISO 14041. Estos ejemplos deberán entenderse como no exclusivos y que reflejan parcialmente un ICV.

Antón Vallejo, 2004

Metodología propuesta por la ISO 14040

De acuerdo con la metodología propuesta por la normativa ISO 14040 un proyecto de ACV puede dividirse en cuatro fases: objetivos y alcance del estudio, análisis del inventario, análisis del impacto e interpretación.Tal y como ilustra la figura siguiente estas cuatro fases no son simplemente secuenciales. El ACV es una técnica iterativa que permite ir incrementando el nivel de detalle en sucesivas iteraciones.
Antón Vallejo, 2004

Lámina 2. Las fases de un ACV de acuerdo a ISO 14040

Objetivo y alcance del estudio

En esta fase se define el tema de estudio y se incluyen los motivos que llevan a realizarlo. Un objetivo podría ser por ejemplo comparar dos o más productos diferentes que cumplen las mismas funciones, para aplicar la información que se obtenga en la comercialización o en la reglamentación del uso de alguno de ellos. Otra meta podría ser determinar posibilidades concretas de introducir mejoras en el diseño de productos existentes, o en la innovación a través del diseño de nuevos productos, etc.
También en esta fase se establece la unidad funcional. La unidad funcional describe la función principal del sistema analizado. Un ACV no sirve para comparar productos entre sí, sino servicios y/o cantidades de producto que lleven a cabo la misma función. Por ejemplo, no es válido comparar dos kilos de pintura diferentes que no sirvan para realizar la misma función, cubrir un área equivalente con una duración similar.En el caso de los sistemas agrícolas, por ejemplo, la principal función es la producción de alimentos (Audsley, 1997). En estos casos, normalmente se considera como unidad funcional un kilo de producto fresco. La unidad funcional proporciona una referencia respecto a la cual las entradas y salidas del sistema pueden ser normalizadas en un sentido matemático.
Debido a su naturaleza global un ACV completo puede resultar extensísimo. Por esta razón se deberán establecer unos límites que deberán quedar perfectamente identificados. Los límites del sistema determinan qué procesos unitarios deberán incluirse dentro del ACV. Varios factores determinan los límites del sistema, incluyendo la aplicación prevista del estudio, las hipótesis planteadas, los criterios de exclusión, los datos y limitaciones económicas y el destinatario previsto.
Antón Vallejo, 2004
Según el Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente (CEPIS), en los límites del sistema generalmente se incluyen:
  • La secuencia de producción principal, es decir, desde la extracción de materias primas hasta la eliminación final del producto, inclusive.
  • Operaciones de transporte.
  • Producción y uso de combustibles.
  • Generación de energía, es decir, electricidad y calor (incluyendo producción de combustible).
  • Eliminación de todos los residuos del proceso.
  • Fabricación del embalaje de transporte.
En los límites del sistema generalmente se excluyen:
  • Fabricación y mantenimiento de equipos de producción.
  • Mantenimiento de plantas de fabricación, es decir, calefacción e iluminación.
  • Factores comunes a cada uno de los productos o procesos en estudio.

Análisis del Inventario del Ciclo de Vida (ICV)

El segundo paso es recolectar y cuantificar las entradas y salidas de materia y energía correspondientes al sistema producto durante su ciclo de vida.
Esta fase comprende la obtención de datos y los procedimientos de cálculo para identificar y cuantificar todos los efectos ambientales adversos asociados a la unidad funcional. De una forma genérica denominaremos estos efectos ambientales como «carga ambiental». Ésta se define como la salida o entrada de materia o energía de un sistema causando un efecto ambiental negativo. Con esta definición se incluyen tanto las emisiones de gases contaminantes, como los efluentes de aguas, residuos sólidos, consumo de recursos naturales, ruidos, radiaciones, olores, etc. Cuando se trabaje con sistemas que impliquen varios productos, en esta fase se procederá a asignar los flujos de materia y energía así como las emisiones al medio ambiente asociadas a cada producto o subproducto.
Antón Vallejo, 2004

Análisis del Impacto del Ciclo de Vida (AICV)

La estructura de esta fase viene determinada por la normativa ISO 14042, distinguiendo entre elementos obligatorios y elementos opcionales (ver figura 4).
Los elementos considerados obligatorios son:
  • Selección de las categorías de impacto, indicadores de categoría y modelos.
  • Clasificación: en esta fase se asignan los datos procedentes del inventario a cada categoría de impacto según el tipo de efecto ambiental esperado. Una categoría de impacto es una clase que representa las consecuencias ambientales generadas por los procesos o sistemas de productos.
  • Caracterización: consiste en la modelización, mediante los factores de caracterización, de los datos del inventario para cada una de dichas categorías de impacto.
Cada categoría de impacto —por ejemplo acidificación— precisa de una representación cuantitativa denominada indicador de la categoría, —por ejemplo emisión de ácido equivalente. La suma de diferentes intervenciones ambientales para una misma categoría se hará en la unidad del indicador de la categoría. Mediante los factores de caracterización, también llamados factores equivalentes, las diferentes intervenciones ambientales, emisiones de gases, por ejemplo, se convierten a unidades del indicador. Es necesario el uso de modelos para obtener estos factores de caracterización. La aplicabilidad de los factores de caracterización dependerá de la precisión, validez y características de los modelos utilizados.
Antón Vallejo, 2004

Lámina 3. Esquema de la clasificación y caracterización en la fase del AICV. Ejemplo para la categoría de acidificación.

En la fase de elección, modelización y evaluación de categorías de impacto hay cierta subjetividad ya que no todas las categorías están consensuadas. [3]
Un ejemplo de categorías de impacto que, según el CEPIS, se incluyen generalmente es:
  • Disminución de recursos.
  • Efecto invernadero (directo e indirecto).
  • Disminución de la capa de ozono.
  • Acidificación.
  • Nutrificación/eutrofización.
  • Formación de oxidantes fotoquímicos.
Sin embargo las siguientes categorías están peor definidas o sólo son usadas por algunos profesionales:
  • Volumen de depósito en vertederos.
  • Destrucción de paisajes.
  • Toxicidad humana.
  • Ecotoxicidad.
  • Ruidos.
  • Olores.
  • Salud laboral.
  • Recursos bióticos.
  • Congestión.
También existen una serie de elementos opcionales que pueden ser utilizados dependiendo del objetivo y alcance del estudio de ACV:
  1. Normalización: se entiende por normalización la relación de la magnitud cuantificada para una categoría de impacto respecto un valor de referencia ya sea a escala geográfica y/o temporal.
  2. Agrupación, clasificación y posible catalogación de los indicadores.
  3. Ponderación: consiste en establecer unos factores que otorgan una importancia relativa a las distintas categorías de impacto para después sumarlas y obtener un resultado ponderado en forma de un único índice ambiental global del sistema.
  4. Análisis de calidad de los datos: ayudará a entender la fiabilidad de los resultados del AICV. Se considerará obligatorio en análisis comparativos.

Antón Vallejo, 2004

Lámina 4. Elementos obligatorios y opcionales del AICV de acuerdo a la ISO

Una diferencia importante entre los diferentes métodos de evaluación de impactos reside en la opción de analizar el efecto último del impacto ambiental, endpoint, o bien, considerar los efectos intermedios, midpoints. Las categorías de impacto ambiental intermedias se hallan más cercanas a la intervención ambiental, permitiendo, en general, modelos de cálculo que se ajustan mejor a dicha intervención. Éstas proporcionan una información más detallada sobre de qué manera y en qué punto se afecta al medio ambiente. Las categorías de impacto finales son variables que afectan directamente a la sociedad, por tanto su elección resultaría más relevante y comprensible a escala global. Sin embargo, la metodología para llegar a cuantificar el efecto último no está plenamente elaborada, no existe el suficiente consenso científico, como se menciona en Hertwich (2002), necesario para recomendar su uso. Por todo ello, actualmente, es más común recurrir a categorías de impacto intermedias.
Antón Vallejo, 2004

Lámina 5. Esquematización de las relaciones entre intervenciones ambientales, impactos de efectos intermedios midpoints, impactos de efectos finales endpoints y áreas de protección (Udo de Haes et al, 1999b)

ISO 14042 define de manera implícita tres áreas de protección, AoP, como categorías de impacto finales (salud humana, entorno natural y recursos renovables). Udo Haes et al (1999a) en el primer informe del segundo grupo de trabajo en AICV de la Society of Enviromental Toxicology And Chemistry (SETAC) añade una cuarta: entorno modificado por el hombre (man-made environment). Esta cuarta área cubriría los aspectos de protección de los cultivos, bosques productivos, edificios y materiales de fenómenos como la lluvia ácida o impactos de ozono. Udo de Haes et al (2002) sugiere dividir el AoP, entorno natural en dos: 1. Biodiversidad, que incluye la diversidad genética, de especies y ecosistema y 2. Funciones de soporte a la vida, que se refiere a aquellas funciones tales como: clima, ciclos hidrológicos, fertilidad de los suelos y ciclos biogeoquímicos que regulan la vida en la tierra.
Antón Vallejo, 2004

Interpretación

La interpretación es la fase de un ACV en la que se combinan los resultados de análisis del inventario con la evaluación de impacto. Los resultados de esta interpretación pueden adquirir la forma de conclusiones y recomendaciones para la toma de decisiones. Permite determinar en qué fase del ciclo de vida del producto se generan las principales cargas ambientales y por tanto qué puntos del sistema evaluado pueden o deben mejorarse. En los casos de comparación de distintos productos se podrá determinar cual representa un mejor comportamiento ambiental.
Antón Vallejo, 2004
En su artículo «De la sostenibilidad a los ecobarrios», Verdaguer habla de la importancia de este concepto como uno de los principios básicos de la sostenibilidad:
La información constituye precisamente el elemento básico del siguiente principio, que hace hincapié en la desmaterialización de los procesos. Si se consideran el conocimiento y la experiencia como recursos fundamentales, la sustitución generalizada de flujos de materiales por flujos de información y el énfasis en los procesos de difusión, coordinación y planificación puede permitir un mejor aprovechamiento de los recursos materiales y energéticos en todos los órdenes. Extendiendo el concepto a la energía humana en general, considerada como el recurso renovable por excelencia, y dentro de ciertos umbrales, la sustitución de procesos basados en el uso intensivo de recursos materiales por otros más volcados hacia el uso de recursos humanos puede constituir en muchos casos la solución más innovadora y sostenible.En relación con lo anterior, y de acuerdo con el principio relacional, cobra especial importancia la necesidad de considerar los procesos en toda su secuencia. En el ámbito de la producción de objetos, una herramienta esencial a este respecto es el llamado análisis mina-vertedero, imprescindible a la hora de establecer comparaciones entre la carga ambiental asociada a procesos diferentes destinados a conseguir fines similares. En relación con el principio de prevención y evitación, y con la idea global de cerrar los ciclos, este análisis puede contribuir a diseñar procesos circulares del tipo mina-vertedero-mina en el que los residuos de un determinado proceso, reducidos al mínimo, puedan pasar a formar parte como materia prima o producto de mina del mismo u otro proceso. Este es un campo especialmente estudiado por la denominada economía ecológica, frente a la economía convencional que no tiene en cuenta a la hora de establecer valores los costes asociados al impacto ambiental. Este tipo de análisis puede ayudar a dilucidar con rigor si algunos procesos aparentemente inmateriales o de alta eficiencia no van unidos en segunda instancia a otros procesos que pongan en cuestión la supuesta sostenibilidad.
Verdaguer, 2000

Conceptos relacionados

  • Análisis mina-vertedero/análisis de la cuna a la tumba: sinónimos de Análisis del Ciclo de Vida.
  • Análisis del Inventario del Ciclo de Vida (ICV) (CEPIS, 1997): sirve para cuantificar el consumo de materias primas y energía, así como las emisiones a la atmósfera y al agua y los residuos sólidos para un sistema determinado (teóricamente «de la cuna a la tumba»).
  • Construcción sostenible: en el artículo La construcción sostenible. El estado de la cuestión (Alavedra, Domínguez, Gonzalo y Serra, 1998) se recogen las siguientes definiciones:
    La Construcción sostenible, que debería ser la construcción del futuro, se puede definir como aquella que, con especial respeto y compromiso con el Medio Ambiente, implica el uso sostenible de la energía. Cabe destacar la importancia del estudio de la aplicación de las energías renovables en la construcción de los edificios, así como una especial atención al impacto ambiental que ocasiona la aplicación de determinados materiales de construcción y la minimización del consumo de energía que implica la utilización de los edificios.
    Casado, 1996

    La Construcción Sostenible se dirige hacia una reducción de los impactos ambientales causados por los procesos de construcción, uso y derribo de los edificios y por el ambiente urbanizado.
    Lanting, 1996
  • Evaluación de Impactos del Ciclo de Vida: trata de relacionar los parámetros identificados en la fase de inventario con medidas de preocupación medioambiental como el calentamiento global o la reducción de las reservas.
  • Sistema producto (product system): la expresión sistema producto (product system, en la bibliografía en inglés) proviene del enfoque ingenieril inherente a los procedimientos del ACV. Los ingenieros admiten que hay una multitud de operaciones y procesos diversos e individuales que son necesarios para extraer materias primas y energía, elaborar productos intermedios, diseñar, formular, fabricar, transportar y usar un producto, y gestionar los residuos generados en cada eslabón de la cadena de producción y disposición final. Esos procesos y operaciones están vinculados en el ciclo de vida de un producto, y ese conjunto integrado de procesos y operaciones es lo que constituye un sistema para ese producto. (Trama y Troiano, 2001)
  • Ecodiseño/diseño ecológico: «Concepto que se refiere a introducir criterios ambientales en el diseño de productos, tratando de minimizar los principales impactos ambientales en todo el ciclo de vida del producto.» (Gonçalves, 2004)

Cuadro 3: Estrategias de ecodiseño (Keileain, 1998)
ESTRATEGIA GENERALESTRATEGIA ESPECIFICA
Prolongación de la vida del productoDuración adecuada

Adaptable

Confiable

Útil

Recuperable

Reutilizable
Prolongación de la vida del materialReciclable
Selección del materialReformulación

Substitución
Reducción de la densidad del material
Mejorías del procesoTransporte

Empaque
Mejores Métodos de AdministraciónAdministración de la Oficina

Administración de la Calidad Total

Contabilidad Medioambiental
Mejor Suministro de InformaciónEtiquetado del Producto

Más información

Textos

Clements, Richard B. et al.  (1997)   Guía Completa de las Normas ISO 14000   Barcelona, Ediciones Gestión 2000, S.A. (tr. del inglés: Ana García Beltrán) ISBN: 84-8088-209-3 
Vázquez Espí, Mariano  (2001)   «Construcción e impacto sobre el ambiente: el caso de la tierra y otros materiales»,   Informes de la Construcción, vol. 52, no. 471. También publicado en Boletín CF+S 20: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n20/amvaz.html
Ejemplo de aplicación de la herramienta del ACV para analizar y evaluar el impacto sobre el ambiente de ciertos materiales de construcción. Se analizan herramientas relacionadas con el ACV como energía incorporada, coste exergético y coste material.

Construcción sostenible[4]

Daumal, Francisco y Gerardo García  (1978)   «La energía y el ciclo vital del edificio»,   CAU, n. 50, pp 30-37. 
Estevan, Antonio, Mercedes Llop, Marta Román, Alfonso Sanz y Pilar Vega  (1992)   Análisis comparativo de externalidades y condicionantes de la competitividad por modos de transporte   Madrid: Dirección General de Planificación Interregional de Grandes Infraestructuras. Ministerio de Obras Públicas y Transporte. 
Maldonado Ramos, Luis (investigador responsable) et al  (1999)   Determinación del rendimiento y coste energético en la construcción de cerramientos de fábrica de adobe, bloque de tierra comprimida y entramado, para su aplicación en proyectos de desarrollo sostenible y política medioambiental   Acción especial: Memoria. Programa Nacional de I+D en Medioambiente. CICYT. Departamento de Construcción y Tecnología Arquitectónicas de la UPM. 
Roodman, David M. & Nicholas Lenssen  (1995)   A Building Revolution: How Ecology and Health Concerns Are Transforming Construction   Washington: World Watch Institute. Traducción castellana: Revolución en la construcción, Bilbao: Bakeaz, 1997. 
Valero, Antonio  (2000)   El marco termodinámico para iluminar la sociedad actual,   en Economía, ecología y sostenibilidad en la sociedad actual. José Manuel Naredo y Fernando Parra (eds). Madrid: Siglo XXI, pp. 67-95. 
Woolley, Tom, Sam Kimmins, Paul Harrison y Rob Harrison  (1997)   Green Building Handbook   London: E & FN Spon. 

Recursos en internet

Ejemplos de aplicación

En la red se pueden obtener múltiples ejemplos de análisis de vida de productos, se pone a continuación una pequeña lista de análisis relativos a productos de la construcción:

Madera

Martín, Alicia y Stolkiner, Marta  (2004)   «La Madera en la construcción y el análisis del ciclo de vida»,   SAGPyA Forestal, número 31, junio. http://www.sagpya.mecon.gov.ar/new/0-0/forestacion/revistas/Revista31/analis31.pdf
Breve artículo en la revista Forestal de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos de Argentina (SAGPyA) con datos comparativos entre materiales de construcción.

Cemento

Cardim de Carvalho Filho, Arnaldo  (2001)   Análisis del ciclo de vida de productos derivados del cemento. Aportaciones al análisis de los inventarios del ciclo de vida del cemento.   Tesis doctoral de la Universidad Politécnica de Cataluña, doctorado en Ingeniería Civil. http://www.tdx.cesca.es/TESIS_UPC/AVAILABLE/TDX-0731101-125703/TESIS.pdf
Tesis doctoral sobre el análisis del ciclo de vida de productos derivados del cemento. Tiene un detallado análisis de ciclo de vida de estos productos, explicando y utilizando distintas metodologías, y una presentación previa sobre el ACV en materiales de construcción.

Materiales de construcción (inglés)

Environmental Profiles of Building Materials, Components and Buildings (BRE) (Perfiles medioambientales de los materiales de construcción, componentes y construcciones).
http://cig.bre.co.uk/envprofiles/document.jsp?jsessionid=1792741118134435234
La fundación BRE lleva más de tres años realizando una base de datos de libre consulta en internet. En su página se pueden consultar los perfiles medioambientales de múltiples materiales constructivos, una certificación que da BRE, la metodología utilizada para su elaboración, etc.

Bibliografía consultada

Alavedra, Pere; Domínguez, Javier; Gonzalo, Engracia y Serra, Javier  (1998)   «La construcción sostenible. El estado de la cuestión»,   Boletín CF+S, 4: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n4/apala.html 
Antón Vallejo, Ma. Asunción  (2004)   Metodología del análisis del ciclo de vida,   en Utilización del Análisis del ciclo de vida en la evaluación del impacto ambiental del cultivo bajo invernadero mediterráneo, tésis doctoral de la Universidad Politécnica de Cataluña, . http://www.tdx.cesca.es/TESIS_UPC/AVAILABLE/TDX-0420104-100039/#documents 
Audsley, J.  (1997)   Harmonisation of Environmental Life Cycle Assessment.   European Commission DG VI Agriculture. Final Report Concerted Action AIR3-CT94-2028 
Casado Martínez, N.  (1996)   Edificios de alta calidad ambiental.   Ibérica, Alta Tecnología, ISSN 0211-0776.  
CEPIS  (1997)   «Repindex 63: ISO 14000»,   Repindex, Centro Panamericano de Ingeniería Sanitaria y Ciencias del Ambiente, http://www.cepis.ops-oms.org/eswww/proyecto/repidisc/publica/repindex/repi063.html 
Gonçalves, Artur Jorge de Jesús  (2004)   El análisis de ciclo de vida y su aplicación a la arquitectura y al urbanismo,   trabajo desarrollado en la asignatura Por una ciudad más sostenible. El planeamiento urbano frente al paradigma de la sostenibilidad del Doctorado en Ciudades, Periferias y Vitalidad Urbana. Madrid: ETSAM. 
Hertwich, E.  (2002)   Epilog,   en The Areas of Protection in Life Cycle Impact Assessment. Global LCA Village, pp 1-2. 
IDAE  (1993)   Guía de la energía.   Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. 
Keoleain, G.A.  (1998)   Prevención de la contaminación a través del diseño del ciclo de vida,   en Manual de Prevención de la Contaminación Industrial. México: McCrawHill/InterAmericana, pp 253-294. 
Lanting, Roel  (1996)   Sustainable Construction in The Netherlands -A perspective to the year 2010   , Working paper for CIB W82 Future Studies in Construction. TNO Bouw Publication number 96-BKR-P007. 
Luxán, Margarita de  (1996)   Arquitectura integrada en el medio ambiente,   en La construcción de la ciudad sostenible. Primer catálogo español de buenas prácticas. Madrid: Ministerio de Obras Publicas, Transportes y Medio Ambiente. http://habitat.aq.upm.es/cs/ 
SETAC  (1993)   Conceptual Framework for Life-Cycle Impact Assessment   Society of Enviromental Toxicology And Chemistry, Foundation for Environmental Education, Inc. Pensacola, Florida. 
Tendero, Ricardo  (s.f.)   Conferencia impartida durante el Seminario de Arquitectura Integrada en su Medio Ambiente   Citado por Margarita de Luxán en «Arquitectura integrada en el medio ambiente» Madrid: ETSAM. 
Trama, Luis y Troiano, Juan Carlos  (2001)   «Análisis del ciclo de vida según las normas de la subserie IRAM-ISO 14040»,   Construir, número 57, enero/febrero, ISBN 987-01-0174-7.  
Udo de Haes, H.A.; Jolliet, O.; Finnveden, G.; Hauschild, M.; Krewit, W.; Müller-Wenk, R.  (1999a)   «Best Avaible Practice Regarding Impact Categories and Category Indicators in Life Cycle Assessment (I)»,   Journal of the International Institute life Cycle Assessment, 4 (2): pp. 66-74 
Udo de Haes, H.A.; Jolliet, O.; Finnveden, G.; Hauschild, M.; Krewit, W.; Müller-Wenk, R.  (1999b)   «Best Avaible Practice Regarding Impact Categories and Category Indicators in Life Cycle Assessment (II)»,   Journal of the International Institute life Cycle Assessment, 4 (2): 66-74.  
Udo de Haes, H.A.; Lindeijer, E.  (2002)   The Areas of Protection in Life Cycle Assessment   Global LCA Village. March, pp 1-8. 
Verdaguer Viana-Cárdenas, Carlos  (2000)   «De la sostenibilidad a los ecobarrios»,   Boletín CF+S, 14: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n14/acver.html 
Weidema, Bo Pedersen  (1999)   The SPOLD File Format'99   Brussels: Society for the Promotion of Life-cycle assessment Development, http://www.spold.org/publ/ 

Notas

[1]: Este artículo forma parte del trabajo de documentación Glosario de términos clave relacionados con un urbanismo y una arquitectura más sostenibles realizado en Departamento de Urbanismo y Ordenación del Territorio de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, desarrollado gracias a una beca del Ministerio de Educación y Cultura y bajo la tutela de Agustín Hernández Aja.
[2]: http://www.setac.org/. Extraído de: Randa Group (consultoría ambiental, gestión de riesgos y previsión social) .
[3]: Actualmente está en curso una iniciativa auspiciada por United Nations Environmental Program (UNEP), y SETAC, dentro de la cual se pretende establecer el marco general de la fase de AICV e identificar las necesidades de investigación. Probablemente en el futuro éste será el marco de referencia para el estudio de las diferentes categorías de impacto.
[4]: Fuente: Vázquez Espí (2001).

Edición del 20-12-2010
Revisión: Gloria Gómez Muñoz
Raquel Moreno López